El Museo del Greco vuelve a abrir sus puertas al público, tras permanecer más de cuatro años cerrado, dando como resultado una serie de renovaciones que han afectado tanto al continente como al contenido, dejando atrás el concepto de Casa-Museo y adaptándose al siglo XXI.
La visita a Museo del Greco comienza en la nueva zona de acceso. Un pabellón de cristal da la bienvenida al visitante, el cual se adentra en un recorrido por la figura y obra del Greco.
Inmediatamente después, se encuentran nuevos espacios que no se habían abierto al público hasta ahora, como las cuevas medievales o el jardín histórico de la casa.
La exposición permanente del Museo del Greco ha sido renovada por completo, estableciendo un nuevo planteamiento, pero respetando el pasado de la institución, de forma que se ha optado así por la recreación de algunos ambiente de la Casa-Museo del pasado, como la cocina o el estudio.
Nos acercamos a la época y a la obra del artista cretense a través de salas como la dedicada al Museo del Arte Español o el Estudio, donde se plantea una visión sobre su obra en Creta, Venecia y Roma, que le traería hasta Toledo tras no conseguir ser pintor de la Corte de Felipe II.
Algunas de las joyas del Museo del Greco son "El Apostolado", que vuelve a exponerse en la misma sala, o "Las lágrimas de San Pedro".
La visita prosigue a través de estancias como la capilla, espacio creado por el marqués de la Vega-Inclán y donde se encuentra el retablo de San Bernardino y otra de las obras más destacadas del Museo, la "Vista y plano de Toledo".
